
"Selenia armó sus Quince en la sala de la casa que acababa de rentar su mamá, mi Tía Elena en Reforma, al lado de Loma Linda. Nunca he ido a una fiesta 'de grandes', y la verdad que no sé que ponerme ni qué hacer. Mi mamá me peinó todavía a la vieja usanza, dos colitas bien apretadas de lado a lado de la cabeza, con sus respectivos moños. Ella me sugirió que me pusiera las medias de lana con oyitos, el sweater de lana blanco y la falda larga tableada color verde. Soy una copia bizarra de Winona Rider en Heathers; inocente, y al mismo tiempo absolutamente en desacuerdo con la manera como me veo.
Llegar a la fiesta fue más difícil de lo que pensé. No sabía que hacer, había muchísima gente, mucho ruido y comida extraña. Sin embargo, encuentro muy rápido mi lugar frente a una televisión en la que con extrañeza veo que pasan videos de música. No me intriga tanto el video como copiar las coreografías que desfilan frente a mi y me hacen soñar con la primera profesión que jamás querría tener: ¡bailarina en MTV!
Y entonces, por primera vez en mi vida, y de manera cuasi inadvertida Mariqui, otra parienta de la quinceañera anuncia de manera ceremoniosa: 'Silencio todos...silencio, ocupen sus lugares, sin tapar a los que están detrás de ustedes, vamos a poner Thriller'.
No sé de qué hablan, así que me quedo frente a la TV. Ahí mi papá me toma una foto, cuando con la boca entreabierta, los ojos entrecerrados, y ambas manos en la cintura miro pacientemente la forma como Michael y su novia corretean entre un bosque y luego en la calle.
Ahora puedo confesar que me da miedo, que la transformación de Michael en lobo me parece realmente espeluznante; mi corazón se detiene, pero de una manera u otra no puedo dejar de mirar.
Mi primer encuentro con la magia de los mocasines negros y los calcetines blancos comienza ese día. No puedo comprender si es la música, el baile, la escenografía, o la locura de los asistentes a la fiesta que se agitan cual zombies envenenados; pero sudo y sudo y sudo mientas muevo los brazos de lado a lado, junto con las caderas."
Cada vez que veo el video recuerdo esa escena entrañable y en la boca del estómago siempre siento la misma emoción. Mira el video y comparte conmigo la emoción; esa no morirá jamás.