Saturday, January 24, 2009

Texto digital de un minuto

Espero con ansias el momento en que
estando el tiempo suspendido,
congelada la respiración, inmóviles los párpados,
llena la boca de saliva,
el estómago contraido y el alma inerte,
perciba tu silueta del otro lado del cristal
adivine tu sonrisa y tus cejas arqueadas,
reconozca tu gorra y zapatos tenis,
en la eterna sala de espera de este aeropuerto.

Soy adicta al tiempo suspendido
me permite ver sin ser vista
preparame, pensar mis palabras, estudiar mis movimientos
retocarme el color de labios, alizarme un poco el cabello,
antes de que tu me veas
a traves de la puerta de cristal que se abre y cierra,
que adivines mis ansias, reconozcas mis ojeras y pies cansados,
y te espantes de la enorme maleta de recuerdos que traigo cargando

Suspendida en el tiempo, soy perfecta, inofensiva, casi angelical.

La rola que más me inspira

Me dio una sirimba un domingo en la mañana
cuando menos lo pensaba
caí redondo, como una guanábana, sobre la alcantarilla
será la presión o me ha subido la bilirrubina

Y me entró la calentura
y me fui poniendo blanco como bola (d)e naftalina
me llevaron a un hospital de gente (supuestamente)
en la Emergencia, el recepcionista escuchaba la lotería
(¡treinta mil pesos!)
¡Alguien se apiade de mi!
grité perdiendo el sentido
y una enfermera se acercó a mi oreja y me dijo:
"Tranquilo, Bobby, tranquilo"

Me acarició con sus manos de Ben Gay y me dijo:
"¿Qué le pasa, atleta?"
y le conté con lujo de detalles lo que me había sucedido

Hay que chequearte la presión
pero la sala está ocupada y, mi querido
en este hospital no hay luz para un electrocardiograma

Abrí los ojos como luna llena y me agarré la cabeza
porque es muy duro
pasar el Niágara en bicicleta

No me digan que los médicos se fueron
no me digan que no tienen anestesia
no me digan que el alcohol se lo bebieron
y que el hilo de coser
fue bordado en un mantel

No me digan que las pinzas se perdieron
que el estetoscopio está de fiesta
que los rayos X se fundieron
y que el suero ya se usó
para endulzar el café

Me apoyé de sus hombros como un cojo a su muleta
y le dije: "¿Qué hago, princesa?"
y en un papel de receta me escribió muy dulcemente:
(mi princesa, ¿qué va a ser de mí?, uh...)
"Lo siento, atleta"

Me acarició con sus manos de Ben Gay y siguió su destino
y oí claramente cuando dijo a otro paciente:
"Tranquilo, Bobby, tranquilo"

Bajé los ojos a media asta y me agarré la cabeza
porque es muy duro
pasar el Niágara en bicicleta

No me digan que los médicos se fueron
no me digan que no tienen anestesia
no me digan que el alcohol se lo bebieron
y que el hilo de coser
fue bordado en un mantel

No me digan que las pinzas se perdieron
que el estetoscopio está de fiesta
que los rayos X se fundieron
y que el suero ya se usó
para endulzar el café

( No me digan que me va cayendo
de tanto dolor
no me digan que las aspirinas
cambian de color

No me digan que me van pariendo
que le falta amor
no me digan que le está latiendo, oh no...)

Monday, January 12, 2009

Personalidades múltiples

Sybil no es la princesa de un cuento de hadas. Fue una mujer real, sujeto de una de las mayores controversias en los anales de la psiquiatría. Sybil padeció el síndrome de personalidades múltiples, y se decía que tuvo 16 personalidades, provocadas en diferentes momentos de su vida; todas ellas provocadas por el abuso físico, emocional y sexual de su madre.
Conocimos de su caso en el film clásico de 1976, Sybil, en el que Sally Fields interpretaba a la joven y Joanne Woodward a la Dra. Wilbur, la mujer que siempre creyó en ella y la pudo ayudar tanto como pudo.


Pero porqué hablo de Sybil hoy, bueno, vivir en los ochentas en muchos momentos lo recuerdo como si fuera otra persona, teniendo otra personalidad. Ella se llamó Lucy, la apodaban la Maldita, Lucifer, y otros nombres. Y podía hacer cosas que yo nunca me imaginé que podía hacer.

Lucy en los 80s se cortó el cabello como Madonna, en “Desperately seeking Susan”, con tremendos mechones rubios, haciéndola parecer una gata callejera. Lo llevaba alborotado la mayoría del tiempo, como si la acabara de arrastrar un tornado.
Lucy usaba los pantalones rotos, muy, muy, rotos, en una nalga, en las rodillas, mostrando bajo ese pantalón desacato, desprecio por las instituciones, pero sobre todo odio hacia muchas de las cosas que le obligaban a hacer.
Lucy bailaba en las fiestas como poseída con sus inseparables amigas, Tini y Gaby. Ellas se cansaban rápido, tenían tiempo de ligar, de beber ron añejo con refresco de manzana, o platicar entre ellas sobre música, cine o la próxima fiesta.
Pero más que otra cosa, Lucy era intensamente ella.

Ninguna de las cosas que Lucy hizo parecen ser específicamente propias de los ochentas; lo que es interesante es la intensidad con la que las hacía; la vida le dependía de ello; una coreografía -obviamente Vogue de Madonna-; un peinado que perturbaba a su abuela, inquietando a su madre; un amor de esos que destrozaban el alma, y que nunca era correspondido; un poema bucólico de esos en los que uno dice que no lo entienden, que nadie lo quiere.

Sybil me recordó a Lucy, y la fuerza con la que hacía todo lo que se le antojaba. Me recordó el amor y el dolor, me recordó la fuerza con la que construyó su identidad y la pauta que marcó en su entorno, frente a sus amigas, con su banda, con el mundo; como si hubiera sido otra persona la que actuaba y pensaba, conquistaba la tierra indómita de los 80s en México.

Una era en la que el deseo se soslayaba cantando, el dolor en un bar antes de las 2:00 am, el miedo con una palmada en la cabeza de parte de mamá y la angustia con un viaje a algún tianguis en el que se podía comprar pulseras de caucho -goomies- decenas de ellas, todas en la mano derecha.

Consejo ochentero del día
#2 Nunca pienses que convirtiéndote en otra persona lograrás dejar de ser la persona que siempre has sido. Puede que pierdas el tiempo...

Te dejo esta joya


Love, LSD

Sunday, January 11, 2009

¿Una aventura?

Anoche estuve en una cantina más en la zona de Insurgentes, un hoyo funky más, en el que oficinistas y amigos que no buscan excusas se reúnen los viernes a tomar hasta caer y escuchar las temidas 'oldies but goodies'.
Al llegar, escucho a la distancia acordes de Soda Stereo y me sorprendo al ver un poster anunciando que el 'legendario' grupo OKEY tocará esa noche en el antro.
OKEY, ¿se acuerdan, el grupo que tocaba covers en el Sugar los viernes en la noche? -por lo menos no han cambiado su rutina de trabajo-

Eran los que cantaban:
- "Fui una aventura más en ti....solo fingiste amor, mientras yoooooo, confiaba en ti...."

Solo de tararear la canción pienso en aquel novio que tenía en esa época, el vestido que llevaba a lo 'Simply irresistible' y los besotes que nos dimos recargados a una columna, cobijados por su enorme gabardina.
Pues sí, ellos, los OKEY.

Llegaron comiendo esquites, cargando sus instrumentos y sus osamentas al lugar y nos saludaron...yo la verdad es que ni me percaté que estaba frente a una de las 'leyendas' del rock mexicano de los 80s hasta que nos dijeron que comenzarían a tocar.

Los covers de bandas como Héroes del Silencio, Los Rodríguez y hasta Hombres G prendieron a la banda. Tanto así que a la distancia y repitiendo patrones de comportamiento me encontré mirando insistentemente al vocalista -siempre he tenido una debilidad por los vocalistas- sus botas de cuero, los ojos cerrados cuando grita "Yeah!!!!!", y sobre todo, esa actitud de aquellos que no temen a nada, lo pueden todo por lo menos durante el tiempo que dura la rola (4 minutos si bien te va, con el solo de guitarra).

Yo soñaba con aquellas veces en la que iba al Hijo de Cuervo, y brincando, escuchando a la banda tocar. El cantante, con pantalones de cuero entallados, chaleco sin camisa, me miraba y yo soñaba con escaparme con él. Solo escaparme con ese que hombre, sudando, sin pensar en el pasado, ni en el futuro.

El grupo tocó bien, y yo lo disfruté bastante, por el pasado y por el futuro. Como grand finale me levanté y tras negociar con la banda, canté a voz en cuello...."I can't get no satisfaction, I can't get no satisfaction, but I try, and I try, and I try, yes I try..."

Consejo ochentero de hoy:
#1 Nunca flirtees con un rockero ochentero. Probablemente te dirá que estás guapísima, te pedirá su teléfono y nunca te llamará...lo llevan haciendo desde siempre.


Amor y paz,
LSD

Saturday, January 10, 2009

Los ochentas no están de regreso

Saludos,
Comenzar a escribir sobre lo que fue auténtico en los ochenta no es cosa fácil.
No solamente nos pone en la mira de todos aquellos que no nos creen cuando decimos que:

- Michael Jackson si era negro y un excelente bailarín;


- Que nos cortamos el pelo como Madonna en True Blue, eso sí, rubia nunca fuí...


- Que a Berlín la dividía un muro o;


- Que en México no había democracia;


Revelar la verdad sobre la mítica era en la que se inventaron muchas de las cosas que consideramos cool hoy nos pone en una posición de ventaja sobre aquellos y aquellas que no comparten conocimiento sobre los orígenes...

¡Así que a partir de hoy les comparto verdades históricas sobre una intensa vida pop!

Disfruta, Lucy