Saturday, June 27, 2009

Mi Thriller

Ya pasaron más de 48 horas tras la muerte de Michael y muchos seguimos ponderando las implicaciones de esta tremenda pérdida. He leído hermosos testimonios de parientes, amigos, colegas de trabajo y hasta de completos desconocidos narrando sus experiencias con la música del Rey de Pop. Hay también numerosos comentarios que ponen en perspectiva el legado de Jackson en relación con sus excentricidades, sus excesos, batallas legales y hasta sus amores. Reconociendo lo positivo, lo negativo, lo raro y lo sublime de este compañero de nuestra vida pop, decido hoy quedarme a manera de tributo con la niña de 11 años que vibró hasta la médula con Thriller y compartir esa experiencia.

"Selenia armó sus Quince en la sala de la casa que acababa de rentar su mamá, mi Tía Elena en Reforma, al lado de Loma Linda. Nunca he ido a una fiesta 'de grandes', y la verdad que no sé que ponerme ni qué hacer. Mi mamá me peinó todavía a la vieja usanza, dos colitas bien apretadas de lado a lado de la cabeza, con sus respectivos moños. Ella me sugirió que me pusiera las medias de lana con oyitos, el sweater de lana blanco y la falda larga tableada color verde. Soy una copia bizarra de Winona Rider en Heathers; inocente, y al mismo tiempo absolutamente en desacuerdo con la manera como me veo.
Llegar a la fiesta fue más difícil de lo que pensé. No sabía que hacer, había muchísima gente, mucho ruido y comida extraña. Sin embargo, encuentro muy rápido mi lugar frente a una televisión en la que con extrañeza veo que pasan videos de música. No me intriga tanto el video como copiar las coreografías que desfilan frente a mi y me hacen soñar con la primera profesión que jamás querría tener: ¡bailarina en MTV!
Y entonces, por primera vez en mi vida, y de manera cuasi inadvertida Mariqui, otra parienta de la quinceañera anuncia de manera ceremoniosa: 'Silencio todos...silencio, ocupen sus lugares, sin tapar a los que están detrás de ustedes, vamos a poner Thriller'.
No sé de qué hablan, así que me quedo frente a la TV. Ahí mi papá me toma una foto, cuando con la boca entreabierta, los ojos entrecerrados, y ambas manos en la cintura miro pacientemente la forma como Michael y su novia corretean entre un bosque y luego en la calle.
Ahora puedo confesar que me da miedo, que la transformación de Michael en lobo me parece realmente espeluznante; mi corazón se detiene, pero de una manera u otra no puedo dejar de mirar.
Mi primer encuentro con la magia de los mocasines negros y los calcetines blancos comienza ese día. No puedo comprender si es la música, el baile, la escenografía, o la locura de los asistentes a la fiesta que se agitan cual zombies envenenados; pero sudo y sudo y sudo mientas muevo los brazos de lado a lado, junto con las caderas."

Cada vez que veo el video recuerdo esa escena entrañable y en la boca del estómago siempre siento la misma emoción. Mira el video y comparte conmigo la emoción; esa no morirá jamás.

Wednesday, June 24, 2009

Michael Ramirez, 'EEUU es la causa'

Junio 23, 2009

Esta mañana estuve presente en un desayuno ofrecido en el Union Club en Beacon Hill, Boston.
El personaje que se dirigió a una audiencia primordialmente conservadora y wasp -white anglosaxon protestants- fue el premiado Michael Ramírez, caricaturista del Investor’s Business Daily y en IBDeditorials.com/cartoons.
El asumido enunciador de 'la verdad', como se define él mismo, habló de manera abierta y provocadora sobre el papel de la caricatura política en una sociedad democrática como la norteamericana. Lo más interesante, además de descripciones precisas sobre el contexto en el que realizó algunas de las caricaturas, fueron sus ejemplos y anécdotas sobre el sistema político. Sin embargo, en mi opinión, las referencias de Ramírez revelaron de manera demasiado cándida su posición crítica contra el partido demócrata, sus miembros y en particular el presidente Obama.
Ahora en el espíritu olímpico de la crítica en un sistema democrático, considero que la administración en control de la Casa Blanca hoy día enfrenta a un adversario mordaz, inteligente y extremadamente bien informado.
El caricaturista comunica con humor y sátira el sentimiento colectivo de monitoreo constante que la sociedad norteamericana debe cultivar con respecto a sus gobernantes.
Salud por eso.

Definición de la labor del caricaturista de acuerdo con Ramírez

- Ilustra eventos de actualidad
- Muestra los eventos con humor
- Hace enunciados provocadores
* Idealmente debería de hacer las tres cosas al tiempo
- Ilumina a la clase política
- Funciona como catalizador, instigador y reactor para el público
- Fomenta la participación de la sociedad en los procesos políticos
- Comunica sus ideas de manera concisa con imágenes sencillas

Más caricaturas de Ramírez aquí

Thursday, June 11, 2009

Closer

Anoche pasaron en la televisión la película Closer, que los consabidos distribuidores de cine llamaron 'Llevados por el deseo' de manera absolutamente errada. Y es que la película magistralmente dirigida por Mike Nichols en el 2004, no tiene al centro de su trama al deseo. De hecho, al centro está el poder. Claro que llamarla 'Llevados por el poder' no concordaría con el hermoso tema musical que lanzó a James Blunt al estrellato.
Todos hemos sentido que el corazón se estruja cuando escuchamos la letra al inicio 'And so it is....'. La cosa es que las pasiones humanas, el sexo y las relaciones de pareja en esta película están llevadas por apetitos de poder más grandes y complejos que los propios personajes de la película.
No hay personajes principales en la trama de esta historia, Julia Roberts interpreta a Anna, la fotógrafa, objeto del deseo de dos hombres, Dan (Jude Law) y Larry (Clive Owen) que al poseerla entran en una batalla encarnecida por dominar/dominarse el uno al otro. Alice es encarnada por Natalie Portman. La frase de 'Hello stanger' que la Portman enuncia tras ser arrollada levemente por un taxi londinense, es ya un ícono de la cultura pop. Alice tiene el poder...es el personaje que logra entrar en las vidas de todos los demás en la trama. Ella los maneja, los usa y se deja usar por ellos.
Al ver a Clive Owen interactuar con Julia Roberts, presencié el inicio de una gran química cinematográfica que podremos revivir en películas subsecuentes en las que ambos, cómodos con sus cuerpos y sus presencias la hacen de amantes, esposos, adversarios, carceleros.
Jude Law, es mi personaje favorito. Es el ejemplo perfecto del adicto al poder. Inicialmente, comparte su trabajo de escritor con el de redactor de epitafios en el Times de Londres. Paralelo a su accidentado encuentro con Alice en la calle, Law juega en internet a ser una mujer y hace una cita a ciegas en el Acuario de Londres con el personaje de Clive Owen. Coincidentemente la persona que aparece es Julia Roberts, la fotógrafa. Ya para esas alturas, Law está enamorado de Alice que es bailarina exótica, de Anna que le toma la foto para la portada de su libro, y del dinero y del aplomo de Dan, el dermatólogo que terminará por ser su más temible adversario.
Una película increible, sincera y muy muy muy emotiva.
Los dejo con Blunt...que fuerte

Monday, June 1, 2009

Antropofagia

Antropofagia
Mayo 16, 2009

Todas las mañanas sin falta, con resaca o sin ella, el soldado abría los ojos al alba. El entrenamiento militar al que había sido sometido tantos años y las intensas jornadas en campaña habían adiestrado su sueño. ‘Nunca duermo después del amanecer’, decía a sus compañeros de regimiento en aquellas ocasiones en las que se le criticaba por no dormir hasta tarde los días de permiso. Así que una mañana cualquiera, de su primer año de servicio al dragón, el soldado estaba de pie mirando al sol salir, como una enorme pelota de un naranja intensísimo por el oriente del castillo. Vio al sol levantarse desde la puerta, y emprendió su camino cotidiano hacia el río. Caminaba silbando canciones de su juventud, canciones pícaras, tonadas que recordaba y que siempre le hacían reír. Llegando al río, generalmente estaba ya tan embebido en los recuerdos de su pueblo que se topaba sin falta con los guijarros a la orilla de un arroyo que corría modestamente por los alrededores del castillo. Con gestos y ruidos de pereza, el soldado se quitaba la camisa y se lavaba el cuerpo, mojaba su cabello, se enjuagaba la boca y lavaba las manos con un poco de jabón, el mismo que usaba después con un estropajo para lavar la olla de kasha del dragón. El lavado de la olla era una de sus tareas preferidas. La lavaba con la minuciosidad y el amor que su madre le había inculcado, Tallaba la olla por dentro y la enjuagaba, la volvía a tallar con un poco de arena de río en vez de jabón, y le sacaba algo de brillo. Al final ya limpia, la llenaba de agua y ya vestido y peinado emprendía su camino de regreso al castillo, ya de día. Pero esta mañana fue diferente, al comenzar a lavar la olla notó que en el fondo, pegado a la avena recocida que el dragón no se había comido por enésima ocasión, estaba pegado un listón rojo. El intenso color le era muy familiar. Inmediatamente le remitió a las trenzas de Katya y la fiesta de San Juan en su pueblo. Cómo deseó a Katya durante esa feria. Su rostro honesto y su mirada pura, enmarcados los dos con el grueso par de trenzas castañas. Katynca, katynca mía, susurró el soldado mientras despegaba el listón del fondo del cazo. Los susurros, no obstante te convirtieron rápidamente en gritos del soldado, y luego en alaridos. No podía creer lo que estaba viviendo. Al final del listón rojo se encontraba un pedazo de cabello trenzado del mismo color que el de su amada Katya. El soldado aullaba sin poder reflexionar, eran ya muchos días solo en ese castillo. Estaba delirando, se dijo a si mismo, esto no es posible, repetía intentando confortarse. Pero cuando encontró entre la kasha uno de los aretes de rubí de Katya todo comenzó a ser dolorosamente claro. Y es que al comprometerse con el dragón a ser su servidor por tres años, también se había comprometido a servir al dragón en cuerpo y alma, y eso incluía sus sueños, sus recuerdos, sus fantasías. Y pensar en el número de veces que había evocado a sus amigos, familiares, compañeros de regimiento. ’Dios mío, se dijo entonces, cuando pienso en ellos, automáticamente aparecen en el interior de esta olla’. No pudo continuar la idea. Un horcajada de vómito lo fulminó y lo hizo caer de rodillas frente al río. El soldado se alimentaba de kasha todas las tardes, al decretar día tras día que su amo, el dragón, no regresaría aún. Sin saberlo, y de manera alevosa, su amo jamás le previno que al consumir la kasha estaría devorando uno a uno a todos aquellos que alguna vez había amado. El soldado aturdido comenzó entonces a pensar en las personas con las que tenía cuentas pendientes.

Alicia, Mayo 25, 2009

Alicia comienza sus días mirándose al espejo. De hecho es la forma como pasa la mayor parte de su tiempo. Tiene espejos instalados en los lugares más excéntricos. En el techo de su automóvil, en la parte de atrás de la puerta del cubículo de su oficina, en todas las paredes amplias de su casa. Además carga una variedad de ellos en su bolsa de mano, carpeta con documentos, o en el portafolio en el que guarda su computadora.
Alicia mira de reojo sus curvas casi todo el tiempo, lo que ha afectado su concentración y su retentiva. En la oficina en la que trabaja, su jefe le grita y la regaña constantemente. No es posible que lo que le acabe de decir se le olvide al instante. ¿Que llame al señor quién? pregunta la pobre Alicia angustiada. Su jefe la amenaza por enésima ocasión. A ver si llega hasta el viernes en este trabajo.
Los espejos escupen Alicia la confirmación perpetua de su mayor temor. Está gorda. Sus caderas anchas, sus muslos enormes, la celulitis rampante que ella esconde con un sweater negro largo que le llega hasta las rodillas son innegables. Y qué decir de sus pechos, sus brazos o su espalda. Le dan pavor. Teme además que al paso de los años, las carnes flácidas que aprisionan su verdadero cuerpo se cuelguen convirtiéndola en una asquerosa y blanquecina ballena.
La noche llega y con ella el calvario de Alicia. Pesar los chícharos, los granos de arroz, los cuadritos de zanahoria. Beber los 3 litros de agua con saborizante antes de dormir. Subirse a la máquina elíptica casera que aún sigue pagando en pequeños abonos a una tienda de electrodomésticos. Y al final mirarse en el espejo después de dos horas y darse cuenta de que en vez de perder peso, Alicia está más gorda que nunca.
Esa noche la vecina llamó a la puerta. El gato de Alicia, el Mantecas, se saltó a su azotea. Ella no quiere al Mantecas, lo quiere fuera de ahí. La puerta cede ante el peso de los nudillos de la vecina. Entra al departamento y llama a Alicia….Licha, licha, lichita, ¿dónde estás? La luz del baño está encendida y la vecina, camina hacia el baño con decisión, quiere al gato fuera de su azotea ya mismo. En el suelo del baño yace Alicia, inconsciente, sus costillas pelonas suben y bajan a gran velocidad, tiene dificultad para respirar. Sus pómulos hundidos y cabello ralo tienen un color gris mortecino. En el suelo, hay vómito y dentro de él, pastillas para adelgazar.
La vecina está llamando a la ambulancia una vez más. Alicia pesa menos de 45 kilos. Temen que esta vez no despierte.