Sunday, March 1, 2009

Viajar sin sentido

Click-click…click-click…enter…click-click..click-click…enter
Salvar la información, alumbrada solo por la penumbra del monitor
Apagar la computadora, guardar el mouse, y los audífonos en las bolsas laterales de la mochila
Guardar la computadora, en la rugosa mochila de lona.
Cerrar la mochila…temer no haber guardado la cartera, la computadora, el cuaderno.
Despedirse de los compañeros, de los que me hablan, ignorar a los que no les hablo. Los odio
Salir de la oficina, cerrar la puerta. El policía de la puerta come una manzana.
Entrar al elevador y apretar el botón del E2.
Bajar al húmedo estacionamiento y abrir la cajuela.
Cerrar la cajuela con la mochila adentro, temo no haber metido la mochila.
Abrir la puerta del coche y entrar con la radio en la mano, mi coche huele a mí, es mi imperio.
Subir y cerrar la puerta, hace calor, siempre hace calor.
Meter primera, poner la 107.9 FM, mirarse en el espejo, quitar la cara de oficina; no lo logro.
Salir del edificio; tomar la ruta rumbo al Centro de la Ciudad. Estoy exhausta, quiero dormir.
…Palmas, Periférico, Reforma, Salamanca, Av. Chapultepec, Isabel la Católica, en un total de 20 minutos…¡solamente en 20 minutos!
Entrar al estacionamiento, saludar al muchacho que estaciona los coches, quitar el estéreo.
Parar el coche, abrir la puerta, tomar el estéreo y el celular.
Salir del coche y caminar hacia la cajuela, sacar la mochila, temer no tener el teléfono…la radio.
Cerrar la cajuela, caminar hacia la caja.
Saludar al viejo verde que da los boletos, quien siempre le dice entre dientes un lascivo: “Hola linda ¿cómo le va?”
El hombre huela a tabaco y a sudor a leguas; no comprendo cómo vive en ese metro cuadrado de concreto que es su cabina.
Tomar el boleto y caminar por Isabel la Católica, entrar corriendo al baño; este brilla y huele a limpio.
Subir a la planta alta por la escalera de madera pulida con cera y polvo y buscar el salón 18, siempre confundida.

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